La Ciudad Escuela de los Muchachos: ejemplo de Integración Social

¿Quién no ha oído hablar alguna vez del “tío Alberto”? Pues bien, remontándonos a los orígenes, Alberto (arquitecto, poeta y pintor) nació en León en el seno de una familia de 8 hermanos donde él era el mayor. El mundo de los niños siempre le fascinó y en el año 1970 comenzó a levantar en Leganés la que hoy es la CEMU: Ciudad Escuela de los Muchachos.
Como su propio nombre indica, es una Ciudad: un lugar para vivir; y una Escuela: un lugar para aprender a vivir. Como Ciudad, está diseñada funcionalmente a escala de los niños a quienes con su sistema autoeducativo y democrático pretende educar o reconstruir. Como tal posee: ayuntamiento, residencias, barrios, clínica, banco, centro escolar, academias, talleres, catedral, zonas verdes, piscinas, albergue, radio, granja, museos, tiendas, zonas recreativas o de ocio, huertas… Como Escuela, cuenta con numerosas actividades formativas: ordinarias (colegio, talleres profesionales…) y complementarias (talleres ocupacionales, deportivos y de ocio). En esta oferta formativa participan los muchachos residentes, alumnos externos y jóvenes pertenecientes al vecindario.
De todo esto podemos extraer la gran labor de integración social que brota desde su nacimiento. La mayor parte de los muchachos internos arrastran historias personales, familiares y escolares difíciles que poco han favorecido la necesidad o el gusto de ir a la escuela, aprender o jugar con otros chichos. La labor inicial por tanto no es fácil. Sin embargo, estos muchachos empiezan a convivir diariamente en un ambiente normalizado, con una mayoría de niños “sin problemas”, ya que el 85% de los alumnos son externos, del barrio donde se ubica la CEMU, y el 15% son residentes. Esta es una de las razones de su efectividad educativa, tal y como lo demuestran los numerosos reconocimientos tanto nacionales como internacionales que tiene la ciudad-escuela desde sus comienzos hace ya 43 años.
El personal encargado de velar por el buen funcionamiento y la buena praxis de la vida diaria de los muchachos en la ciudad también tiene una labor primordial: desde profesores, educadores sociales personas que han realizado el Curso de técnico de integración social en Madrid), monitores, voluntarios… formados y capacitados para realizar su trabajo y con un alto componente vocacional en su elección profesional.
Pero… ¿en qué consiste verdaderamente “la vida en la Cuidad”? El barrio en la CEMU es la célula básica de convivencia. Está organizado de tal manera que son los mismos muchachos quienes tienen que gestionar y organizar su propio barrio con sus representantes y sus normas con el objetivo de desarrollar una personalidad ciudadana y su integración en una sociedad libre y democrática. Existe para ello una jerarquía de autoridad de la que ellos mismos participan votándose. La máxima autoridad es compartida por: un responsable adulto y un concejal/delegado del barrio (simbólicamente el “alcalde”). Cuentan con los siguientes delegados y subdelegados:
- Delegado de orden: debe velar por el orden, sobre todo en horas de descanso.
- Delegado de mantenimiento: debe anotar las averías o roturas que se produzcan en el barrio.
- Delegado de sanidad: debe informar al alcalde cuando hay algún muchacho enfermo así como atenderle y llevarle comida si lo necesitara.
- Delegado de limpieza: organiza los turnos para la limpieza del barrio.
- Delegado de jardinería: se ocupa del mantenimiento y control de los lugares comunes así como instar a que el resto de residentes lo cuiden.
Por último, en relación a la organización de la vida en la Ciudad (ya que se podrían poner muchos más ejemplos), ésta cuenta con: un símbolo (bandera, colores y emblema), un himno, una Constitución de la que se extraen las leyes de convivencia, así como moneda propia.
En ITEP, creemos que este es, sin duda, uno de los mejores ejemplos que tenemos para la integración social de aquellos muchachos-ciudadanos a quienes un día alguien o algo les habían negado lo fundamental: el refugio y el hogar apropiado. La CEMU tiene el objetivo de restaurar los daños de su pasado, atender su presente y proyectar su futuro. La infancia es lo más importante para la sociedad. Por eso la CEMU es una prueba de lo que los niños son capaces de hacer cuando los adultos saben ponerse en su lugar.