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Neofobia alimentaria, ¿qué es y cómo afecta?

Niña no quiere comer verduras

Hay muchas personas con miedo a introducir nuevos alimentos o probar productos alimenticios que no son habituales. Este rechazo se conoce como neofobia alimentaria y es un trastorno que se caracteriza por ser un miedo irracional. Así se recoge en el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, que ha editado la Asociación de Psiquiatría en Estados Unidos.

Esta patología se suele presentar durante la infancia, aunque en un principio, no suele tener gran importancia, si se alarga mucho en el tiempo, podría afectar al niño. En este caso, es conveniente ponerse en manos de un profesional, porque se pueden presentar problemas asociados a la desnutrición. En muchos casos, se convierte en un verdadero quebradero de cabeza para los progenitores.

¿Qué es la neofobia alimentaria?

Si estás interesado en cursar un Grado Superior en Dietética, te interesa conocer qué es la neofobia y cuándo se produce. Para empezar, tienes que saber que la mayoría de los seres vivos, incluso los animales, tienen algo de recelo a probar alimentos nuevos, si no saben qué contienen. Están a la orden del día las intoxicaciones e intolerancias alimentarias, por este motivo, se enciende una especie de piloto cuando lo desconocido supone una amenaza.

La neofobia alimentaria se trata de una reticencia a probar alimentos nuevos como medida de seguridad ante un riesgo potencial. Lo más normal, es que la persona adopte una actitud de precaución y consuma todo aquello que es familiar. Una de sus principales características es que hay una serie de prejuicios que se relacionan con la textura o sabores desagradables. 

Una de las mayores complicaciones de este trastorno se relaciona también con la ansiedad y anorexia nerviosa, puesto que puede afectar en gran medida. En este caso, es importante hacer un buen diagnóstico clínico para proponer una terapia adecuada. El nivel de rechazo depende de cada persona, puesto que algunas tienden a no admitir ningún alimento y, otras, prueban alguno.

¿Por qué se produce?

Es fundamental, ahondar en las causas que llevan a que se produzca esta enfermedad para tratarla adecuadamente. No obstante, el origen exacto no se conoce y tampoco está demasiado claro. En ciertas ocasiones, pueden haberse presentado experiencias negativas, porque algo nos haya sentado mal o se haya producido alguna asfixia en la ingesta.

La hipótesis en la que coinciden la mayoría de los psicólogos tiene que ver con el "dilema del omnívoro". Plantea que esta disfunción responde a un puro intento de supervivencia. Es decir, el organismo tiende a protegerse para evitar la intoxicación, por lo tanto, es necesario que haya un sentimiento de seguridad y firmeza para llegar a comer saludablemente.

¿Qué hacer ante la neofobia?

Cuando hay evidencias de este tipo de neofobia, lo mejor es ponerse en manos de un especialista para tratarla correctamente. Lo más normal, es que el paciente sienta angustia, ansiedad, miedo desproporcionado y algunos síntomas físicos, como taquicardias, sudoración, vértigos, mareos o falta de aire.

La predisposición genética o experimentar algunas vivencias traumáticas, como hemos indicado, dan lugar a que se produzca esta neofobia. El profesional tiene que observar el comportamiento del niño o adulto para garantizar la terapia adecuada. En este caso, el trabajo colaborativo del médico de cabecera, el nutricionista y el psicólogo son de gran importancia para conseguir acabar con este trastorno en la alimentación.

 ¿Cómo ofrecer los alimentos?

Las consecuencias de la neofobia son bastante perjudiciales para la salud en general. Cuando un niño o adulto no consume frutas, verduras, pescado, carne u hortalizas, entre otros nutrientes, se verá afectado. Desde la desnutrición hasta la obesidad son algunos de estos riesgos, que inciden en la probabilidad de padecer diabetes, hipertensión, problemas digestivos, etc.  Además, hay que saber cómo ofrecer los alimentos para conseguir buenos resultados:

  • No obligar a comer. No hay que obligar a comer ningún tipo de alimento, porque genera mayor aversión.
  • No premiar. Tampoco, hay que premiar al niño, si este fuera el caso, puesto que podríamos ser objeto de chantajes emocionales.
  • Presentación atractiva. Hay que ofrecer los alimentos de forma atractiva para que entren por la vista.
  • Pequeñas raciones. Asimismo, se recomienda colocar raciones pequeñas en un plato grande.
  • Evitar las distracciones. A la hora de comer hay que evitar las posibles distracciones, como ver la televisión o estar pendiente del teléfono móvil. 
  • Horario de comidas. Es importante establecer un horario de comidas y un tiempo estimado para su duración.

Los programas de educación sensorial en los niños son muy beneficiosos. Además, aumenta la curiosidad por los alimentos y los colores, por lo que este ejercicio puede despertar su interés por la comida. En conclusión, si te interesa estudiar una FP en Dietética, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. En ITEP te ofrecemos toda la información que necesitas para realizar tu matrícula y formarte en este ciclo.

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